domingo, 27 de julio de 2008

El Bar

Deambulando por uno que otro bar de no-tan-mala-muerte, lo encontré sentado en una mesita una tarde de otoño, para la hora que era me sorprendió hallarlo tan ebrio, sin haberme visto y yo sin haber dicho puedo, me planté en su mesa, nos saludamos y le hice saber de mi sorpresa, hablamos un rato de futilidades de la vida, del fútbol, de las noticias y quizás cuanta otra cosa más que no recuerdo, hasta que en un momento inesperado le hice caer mi pregunta: "qué mierda te está pasando? hace rato que ya no andas bien, por qué estás latiendo tan triste?.
Me quedó mirando con cara de conocer todas las respuestas a todas las interrogantes del mundo, llenó sus ojos de lágrimas y susurró: "eso tu lo sabes mejor que yo". No puedo negarlo, en ese instante no supe qué hacer, atiné a ponerle mi mano en el hombro e invitarlo a otra ronda.

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